El ser humano ha sido el único ser de la Historia de nuestro planeta
que ha querido en todo momento sobrepasar aquello que nuestros ojos no
ven. Estos hechos nos han convertido en personas vastos de sueños. Seres
que no se conforman con menos, pudiendo alcanzar el máximo. Intentando
coger estrellas, olvidando que el universo, en realidad, está muy cerca
de ellos.
En ocasiones debemos indagar en el hecho de
que es más valorable una acaricia sincera que un abrazo innoble, pues en
los pequeños resultados se encuentran las grandes hazañas. Cuanto más
lejos pensamos que se encuentran nuestros sueños, más cerca se hallan
cuando los buscamos. Sólo hay que pararse a mirar a nuestro alrededor,
observando cuantas cosas y hechos positivos existen. Porque sólo veremos
lo bueno si nos empeñamos en ello.
Nuestro entorno nos
muestra que lo simple puede ser lo más extraordinario y que lo sencillo
puede destacar con mayoría sobre lo complejo. Simplemente, hay que
prestar atención. Lo que nos hace asombrosos no es lo que podemos llegar
a alcanzar, sino cómo llevamos la labor de conseguirlo. Sabiendo que
ese sueño será alcanzado si comenzamos a dar los primeros pasos.
Si
nos fijamos, no existe nada que no podamos conseguir si nos lo
proponemos. A pesar de estar en senderos peligrosos, luchamos porque
sabemos que pronto vendrá el más glorioso. Nadie cumple un sueño que
antes no haya soñado. Muchos recorren caminos que nunca han pisado.
Todos debemos construir aquello que tanto ansiamos, porque cuando
empezamos a luchar por lo que anhelamos, es cuando nos damos cuenta de
que ese deseo será conquistado.

*Imagen del pintor Rob Gonsalves