El mundo está lleno de tantos hechos positivos y optimistas que es una pena
que muchos sólo se inclinen en la necesidad de observar, únicamente, aquello
que crea malestar. En cada momento perdido, moléstate en buscar ese
acontecimiento bienvenido. No todo está comprado, también existe lo
generosamente regalado. Un buen gesto puede llegar a ser, ese sitio, guardado
bajo lo inesperado.
En ocasiones, pensamos que el planeta gira sin un pan bajo el brazo. Y lo curioso
es que se debe entender que sólo nosotros somos los únicos que debemos ir a
comprarlo. Sólo se puede pensar que algo se tiene a cambio de nada, si primero
comprendes que necesitas aprender a quererte para que te puedan querer. Tu
valoración es la única observación que cuenta en tu propia transformación.
Puede que cualquiera tenga la libertad de valorarte, pero sólo uno mismo es el
que debe puntuarse.
Lo fundamental de todo es comprender que lo verdaderamente importante nace
de lo que sintamos como lo más emocionante. Por lo tanto, no hay que dejar
escapar aquello que generosamente necesitamos para ser feliz, aunque cueste
mucho de conseguir. La vida nos muestra que todo luchador nunca deja a mitad
sus batallas. ¿Estás dispuesto/a a luchar por aquello que anhelas de verdad? Mi
respuesta es clara: Sí lo estoy. Porque siempre lo mejor está por venir, nunca
hay que tirar la toalla ante un mal resultado ya que, como decía una película, al
final todo va a acabar bien y si no acaba bien es que aún no es el final.
¿Cuál ha sido tu viaje optimista, soñador/a?

*Imagen del pintor Rob Gonsalves